sábado, 12 de enero de 2008

CANCIONES Y SENSACIONES


Este año debo reconocer que los Reyes Magos de Oriente han sido generosos. No sólo conmigo, sino con toda la familia. Todos estamos encantados con los presentes reales, sobre todo los niños que lo viven con una mayor intensidad y alegría.

Cuando, a buena hora de la mañana, nos despertaron nuestros hijos, el dia 6 de enero, al encontrar todos los paquetes, empezamos a rasgar los envoltorios de los regalos que Sus Majestades, gentilmente, nos dejaron en la terraza. Los niños, por supuesto, con una asombrosa velocidad, comparable a la de un leopardo hambriento de la sabana africana en plena caza mayor -por cierto, esta comparación le gustará a mi hijo Pol, gran admirador de la fauna en general y de los felinos en particular-. Me llevé una extraordinaria sorpresa cuando abrí el mío. Un reproductor Ipod. Maravilla de la tecnología, y como toda tecnología complicado de manejo al principio -aunque, como en otras muchas ocasiones, también al final, al menos para mi capacidad interpretativa de la instrucciones adjuntas-.

En cuanto tuve un momento libre -os podeis imaginar el estado de orden en que queda una casa con niños el dia de Reyes-, empecé a reunir mis CD's para sincronizarlos con el nuevo aparato. Una vez conseguida la hazaña -no sin dificultad alguna-, me tumbé cómodamente en la "chaise long" y continué escuchándolos con fruición.

Una de las ventajas de estos micro elementos, es que con unas dimensiones tan reducidas cabe una indecente cantidad de canciones -y, encima, ordenadas de forma castrense-, lo que te permite rescatar del olvido piezas que llevabas años sin escuchar.

Pues bien, para recreación de mis oídos, recuperé un CD que me hizo especial ilusión.

Existen distintos tipos de canciones, y no me refiero a los estilos, sino a la tipología. Existe la música bailable, de discoteca, de relax, existe la música popular, y, aunque, en cierta medida, todas ellas pueden llegar a producirte esta sensación, existen canciones que permiten aflorar tus sentimientos más profundos. Me estoy refiriendo a sentir emociones, recuerdos de tu vida que regresan sorpresivamente, imágenes que te gustaria visualizar realmente, espacios determinados en el tiempo, y levitaciones, casi reales.

Es esa música que no te cansarias de escuchar. Estoy convencido que existen una gran cantidad de bandas musicales capaces de reporducir estas sensaciones, y que cada uno tiene su preferida. En mi caso, ese CD es OK Computer de Radiohead. Este fabuloso y genial grupo inglés, liderado por Tom Yorke, ha conseguido, en mí, el efecto del que os he hablado. Aunque algunos críticos musicales prefieran el album anterior, Amnesiac, para mí, en OK Computer no podria destacar una canción sobre las demás, sino que todas me parecen sublimes.

El ajetreo diario de nuestra vida cotidiana -familia, niños, clientes, trabajo cronometrado, etc...- no nos permite disfrutar, a menudo, de estos placeres. Placeres necesarios para nuestra salud física y mental, momento STOP imprescindible, y que deberíamos aprovechar al máximo.

Espero que vosotros también podais experimentar estas sensaciones que nos da la música, que nos da un color, que nos da una fragancia, que nos da una imagen...

Terminada la sesión de MP3, y esperando la siguiente como agua de mayo, me despido hasta la próxima.

Un saludo

Jordi Carner

miércoles, 2 de enero de 2008

AMISTADES NAVIDEÑAS


Estas fiestas navideñas son, por excelencia, las fechas de reencuentros, llamadas telefónicas y demás contactos, que durante el resto del año damos por perdidos. Amigos que se recuperan, o que, simplemente, conservamos con tan solo una comunicación anual. El caso es que, sea como fuere, mandé un SMS a un amigo de facultad, un buen amigo de facultad. Me pareció extraño, pero no obtuve una respuesta inmediata. Caida la noche, sonó el móvil. Era Gonzalo. Llevaba, casi dos años sin hablar con él -el año pasado no coseguimos hablar por estos mismos dias-. Es curioso, lo rápido que pasa el tiempo, y la cantidad de cosas que puedes hacer. Sabía que estaba en Madrid estudiando Arquitectura -el muy "traidor" se pasó a la superior-, al igual que Alfonso, otro colega de facultad. Durante una media hora larga de comunicación, fuimos recordando los viejos tiempos en Barcelona. Que si las clases, que si el "gitano" del profesor tal y el profesor cual, que si los colegas, que si los no tan colegas, que si las salidas nocturnas y cenas báquicas, y un sinfín más de anécdotas que, dificilmente, podremos olvidar.
Pasados ya una veintena de años, los comentarios actuales, ya van por otro camino. Que si cuantos niños tienes, que si se llaman fulanito o menganito, que si estás bien de salud -la pregunta típica a formular justo en la entrada de los 40-, que si que tal tu mujer y el resto de la familia, y así te actualizas de forma inmediata.
Normalmente sueles tener mayor contacto con los compañeros que desarrollan tu misma profesión en la misma zona o provincia, perdiendo comunicación con los que trabajan más alejados. Cierto es que algunos de los que estan cerca, a veces, son los que tendrian que estar más lejos, pero así es la vida.
Al final, siempre acabas quedando para hacer una visita, que en el 90% de los casos acaba por no producirse, llamando al año siguiente por telefono y repitiendo la misma operación del año anterior. Lo de la visita suele entrañar un cierto riesgo, ya que puedes ser víctima de bromas, por la repercusión sufrida en tu cuerpo por el paso de los años -aunque siempre nos queda nuestro interior, que es lo realmente bello-.
La vida sigue, conoces nueva gente, te relacionas con nuevos amigos, trabajas con nuevos compañeros, pero siempre es agradable poder hablar o reencontrarte con antiguas amistades, aunque sea una vez al año.
Un saludo,
Jordi Carner