Siguiendo con el libro que ya comenté en una entrada anterior (enero del 2009), transcribo literalmente un nuevo capítulo del mismo en el que habla sobre la virtud de la dignidad.
"La dignidad ocupa una posición intermedia entre la autosuficiencia y la cortesía servil. Su campo es el de las relaciones e intercambios de la vida social. El hombre autosuficiente es el que evita todo intercambio y conversación con sus semejantes o compañeros; su verdadero nombre parece haberle sido dado por esta característica, porque el autosuficiente es el que se basta a sí mismo. Por otra parte, el hombre servilmente cortés u obsequioso quisiera tratar y frecuentar todos los hombres de cualquier manera y en cualquier circunstancia. Ninguno de ellos merece encomio. Pero sí lo merece el hombre digno, que guarda una posición intermedia entre ambos. Este, en efecto, ni trata con todos los hombres, ni huye el trato de todos: trata con los que tienen un mérito o son dignos de ello, y tan sólo con ellos."
Bien podría tomar buena nota de ello algún que otro "directorcete" del tres al cuarto, que se inclinan en exceso a servir cortesmente a sus superiores, para no perder el sillón al que están anclados. Bien es cierto, que en algunos casos, se puede llegar a entender esta posición, puesto que se denota a la legua su incapacidad para asumir ciertos trabajos, sobre todo en los que dependiera de su comportamiento la sustentación de toda su familia.
Así que, si, desgraciadamente, os véis obligados a tratar en algún momento de vuestra vida con algún sujeto similar, sed fuertes, pacientes y, sobre todo, dignos.
Un saludo,
Jordi Carner