domingo, 2 de marzo de 2008

LA MALDITA GRIPE


Han pasado ya un par de semanas, y habiendo recuperado totalmente mi presencia de ánimo, no queria dejar pasar la oportunidad de escribir unas líneas sobre la gripe de este año. La maldita gripe de este año.
Supongo que como muchos de vosotros, también yo he sido víctima del nefasto virus de la gripe. Hay que ver el mal caracter que puede llegar a tener un bicho de dimensiones microscópicas.
Ahora, ya sano y a toro pasado, escuchando a Amy Winehouse, puedo recordar y explicar, con cierta claridad de ideas, la semana de postración en cama que he tenido que pasar, con fiebres altas, dolores musculares, tos y demás síntomas gripales.
Empecemos por la fiebre. Esa temperatura corporal inusual que te deja insensible, y que si consigues llegar a ciertos grados te produce delirios mentales, provocando todo tipo de dudas sobre tu presencia de espíritu, que cada vez cuesta más recuperar. Cinco días a 39º permite hacer volar tu imaginación, sin poder diferenciar muy bien el estado de sueño o de vigilia.
Sigamos con la tos. Que decir de esa tos seca -que tampoco sabría distinguir de una presunta tos húmeda-. Cada vez que tosía tenía la impresión de ser el protagonista de los dibujos animados de Tom & Jerry; como cuando el felino es asustado por el roedor -sí, sí, por el roedor, claro vencedor en estas lides-, y se le salen de las órbitas los ojos, los piños saltan de la boca e incluso el cuerpo adopta formas variopintas, para, poco después y recuperado el ánimo, volver a su posición inicial. Pues bien, así me sentía cada vez que tenia que toser; los pulmones saltaban de su caja torácica, para después de rebotar en la pared, con un brusco movimiento, recuperar su sitio habitual. Descubrí, también, que debe haber mucho espacio sobrante en el cráneo, ya que os puedo asegurar que el cerebro, al toser nuevamente, se movia con total impunidad y libertad.
Otro caso curioso de esta gripe ha sido la pérdida de dos de mis cinco sentidos. El gusto y el olfato. Lo del gusto no fue la primera vez, pero lo del olfato sí. Hombre, no deja de ser extraño, no puedes oler perfumes-inconveniente-, pero tampoco puedes oler...-ventaja-.
El doctor me comentó que estuviera atento al color de las mucosidades. Así lo hice, y, realmente, tuve la tentación de crear una tabla cromática al estilo de Johannes Itten -ilustre profesor de la Bauhaus alemana-, puesto que, durante todo el proceso gripal, apareció una gama de colores que ahorraré en detalles.
Finalmente, y después de cinco días con fiebre, me recetaron un antibiótico, y tres días más tarde se solucionó todo de forma rápida. Ahora lo que me gustaría es que pillarais a ese bicho infame, y lo destruyerais con todas vuestras fuerzas, eso sí, sobre todo que no se os meta en ese cuerpecito serrano del que disfrutais, porque os dejará para el arrastre durante unos cuantos días.
Salud para todos, y un abrazo
Jordi Carner